martes, 13 de diciembre de 2011

CARIÑO... CREO QUE ESTOY EMBARAZADA...

Todas las que han sido mamás conocen esta frase. Los papás también.


No siempre se dice de la misma manera, ni con el mismo tono, ni con la misma cara. Mi madre me contó que ella se hizo la prueba sola, después se lo comunicó a mi padre pero afortunadamente las cosas han cambiado un poco y hoy el embarazo se comparte casi desde el primer día.


En mi caso yo supe que estaba embarazada antes incluso de tener un retraso. Lo he hablado con otras, la sensación es compartida, las cosas que cada una nota o siente difieren un poco, pero todas lo sabíamos. Es como cuando te enamoras, o cuando eliges tu vestido de novia, lo sabes y no puedes explicarlo. A lo mejor lo compartes con alguna amiga que ha sido mamá pero todo en plan confidencial y casi secreto, le preguntas, son momentos muy bonitos y que se viven con una incertidumbre muy feliz.


Y llega el día D, te tiene que venir la regla y en mi caso yo soy un reloj suizo. No me atraso jamás, de hecho incluso me adelanto y nada. Tienes síntomas de regla claro, pecho hinchado, barriga hinchada, molestias en el vientre... lo normal... ¿Lo normal? Pero no te viene la regla. Tú lo sabías... ¿Lo sabías? Ay madre que tus dudas y certidumbres se mezclan y tus certidumbres se vuelven dudas y viceversa. Llamas a tu amiga o le envías un email, te subes por las paredes y se lo dices a tu pareja, marido, novio cuya reacción es: "Cielo, no llevas ni un día de retraso y ya piensas que estás embarazada... Cálmate".


Las 24- 48 o las que sean horas siguientes son una auténtica paranoia... comeduras de cabeza, visitas al baño  cada poco tiempo para vigilar si hay manchas delatoras o no, observación del cuerpo cada vez que te duchas en busca de alguna señal definitiva... y nada!! ... Y vuelves a la carga: Cariño, sigue sin venirme la regla... y aunque el pecho me va a reventar del dolor como todos los meses, el resto de molestias han desaparecido.


Tardé casi 4 días en comprarme la prueba de embarazo porque quería que hubiera un margen de varios días de falta para asegurarme. La mecánica es sencilla, son todas iguales, o bien orinas unos segundos sobre el palito u orinas en un tarro y luego sumerges el palito unos segundos, como se suele decir el orden de los factores no altera el producto. Cuando procedí a entrar en el baño con el test en la mano fue la primera vez que mi marido reaccionó: " ¿¿Pero te lo vas a hacer ya?? ¿¿Ahora??" (Chicas, pero qué caguetas son algunos, creo que fue la primera vez que contempló de forma real la posibilidad de que estuviera embarazada y ya no sabía como posponer un poco más el momento). Cuando contesté que sí que para qué esperar se puso nervioso y procedió a leer obsesivamente varias veces el papelito donde venían las instrucciones. Instrucciones harto complicadas... una rayita rosa: negativo, dos rayitas rosa: positivo.
Introduje el palito en la orina y en cuestión de segundos la primera línea rosa apareció y rápidamente vislumbré que empezaba de forma muy débil a colorearse la segunda, salí del baño y anuncié: "Creo que está apareciendo la segunda raya rosa". Mi marido corrió al baño y cuando tras unos segundos ni salía ni hablaba entré y lo vi con el test en la mano sin quitar la vista, me miró emocionado y enseñándome el test con las dos rayas me dijo: "Pues parece que estás embarazada y que vamos a tener un bebé".
"Voy a ser papá!" dice feliz y te hace tanta ilusión que puede que incluso llores.


En ese momento se para el tiempo, es difícil de definir. Se te pasan mil cosas por la cabeza, te sientes feliz, agobiada, eufórica... DESBORDADA. Te llevas las manos al vientre, lo acaricias y desde ese mismo momento empiezas a amar de una manera que no sabías a la criatura que llevas dentro. Desde ese mismo momento eres madre y ya empiezas a hacerte preguntas, será niño o niña, cuando nacerá...


Comienza esta apasionante aventura...

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